domingo, 19 de junio de 2011

Ser uno mismo, no está de moda ~


En líneas generales, es técnicamente imposible, estar en una obra y hacer dos papeles opuestos. A todos nos llama ‘el bueno o el malo’. Y no es casual que las caras del teatro representen esta dualidad, no existe uno sin el otro.

Dado que los papeles principales suelen ser dos, tenemos las siguientes opciones: ¿Ser el malo, al que todos temen y odian; o ser el bueno al que todos aman, mientras se somete al villano con la feliz idea de que ‘siempre triunfa el bien’? Es jodido, quizás tampoco sea tan extremista. Pero siempre hay una víctima y un victimario en las historias.

En lo que a mí respecta, creo que no es simple ninguna postura, ya que una vez que te asignan un personaje, es poco probable que puedas salir del mismo.

Tenemos al victimario, el villano de la obra, trabajando desde las sombras, siempre un as bajo la manga, no va a dejar de ser señalado, y rara vez va a poder quitarse el rótulo de ‘malo’, rodeado de superficialidad y soledad.

Y la víctima, con aires de tristeza, rodeado de gente que quiere ayudarlo, (la lástima es moneda corriente) dejando en evidencia el sometimiento del victimario, porque 'POBRE, él es diferente'. Lo que me hace pensar, que no hay mejor carta de presentación que la de víctima (para el villano de la película).


A veces, ser uno mismo, no está de moda ~

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